LOS GÜITOS
Este juego de habilidad requería, como otros, de un trabajo previo para hacerse con el elemento necesario para jugar a él, la “Güitera” o “Zumbaera”
La güitera se hacía a base de “güitos”. Los güitos son los huesos de los albaricoques (o albarillos), que, al ser una fruta veraniega, imponía que este juego se practicase en verano.
Pues bien, para hacer una güitera se cogían varios güitos, de 4 a 8, a ser posible de buen tamaño, y, uno a uno, con paciencia franciscana, se mojaban, normalmente escupiendo en ellos, y se frotaban en una acera de cemento en vasto, es decir que lijase bien.
Poco a poco la pared del hueso iba adelgazando hasta que se lograba un agujero. Después se hacía lo mismo por el lado contrario hasta conseguir perforar el hueso.
Cuando ya se disponía de los suficientes güitos perforados se pasaba a través de ellos una cuerda, se ataba para que el conjunto de güitos quedase bien sujeto, en la punta de la cuerda se ponía una chapa perforada, para que al cogerla no se escapase, y ya se tenía una güitera.
La figura siguiente da idea del aspecto que tenía este dispositivo:
Chapa Cuerda
Nudo
Para jugar a los güitos se hacía una circunferencia, más o menos grande según el grado de dificultad que se desease, y dentro de ella, hacia el centro, cada jugador depositaba la prenda que se apostaba, evidentemente todos lo mismo, una moneda (rara vez), una bola, un güito, etc.
A continuación se decidía por los procedimientos habituales el orden de participación, tras lo cual empezaba el juego.
Cada jugador, según su turno, hacía girar en un plano vertical su güitera, cogida por la parte superior, intentando golpear con los güitos una de las prendas apostadas y sacarla del círculo, momento en que la hacía suya. Precisamente por el zumbido que hacia la güitera al girar con rapidez, también se la llamaba zumbaera.
Las reglas que se aplicaban eran sencillas, si se daba con la güitera en el suelo o se detenía su giro, una vez comenzado, o pasaba un tiempo prudencial (medido subjetivamente por los jugadores) sin que se intentase golpear a una prenda, corría el turno. Si se golpeaba uno de los objetos apostados pero no salía del círculo se podía poner en marcha de nuevo la güitera para intentarlo de nuevo.
Cuando se sacaban del circulo todos los objetos apostados terminaba una ronda, y se empezaba otra con nuevas apuestas, siendo el primero en jugar el jugador que antes lo hizo en segundo lugar, pasando a ser el último el que antes fue primero.
Así se continuaba hasta que todos los jugadores habían pasado por todas las posiciones, momento en que se acababa el juego.