¿Po qué escuchamos un pitido después de un ruido fuerte?


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"Se debe a una sobreestimulación acústica que hace que una vez haya cesado el ruido se mantenga la actividad en las células encargadas de transformar el sonido en impulsos nerviosos", explica a RTVE.es Eduardo Cruz de la Piedad y otorrinolaringólogo del Hospital Zafra-Llerena. "Es como cuando te da un fogonazo en los ojos, y al cerrarlos sigues viendo la luz", compara este experto.






El proceso de audición transcurre de la siguiente manera: las ondas sonoras que llegan a través del aire entran en el canal auditivo externo y hacen vibrar el tímpano, que transmite las vibraciones a una serie de huesecillos suspendidos en la cavidad del oído medio y cuya función es amplificar los sonidos recogidos por el tímpano.
Así, hacen vibrar el líquido que hay dentro de una estructura llamada caracol o cóclea. El interior del conducto coclear está cubierto por unas células con forma de pelitos (cilios) que se mueven con las vibraciones del líquido y transforman las ondas en señales nerviosas. Esos impulsos viajan hasta el cerebro a través del nervio auditivo.

El oído se protege

Cuando el sonido es muy intenso los huesecillos vibran en exceso y transmiten demasiada energía a la cóclea. Sus células, confundidas, continúan emitiendo descargas eléctricas aun sin la presencia de un sonido real.
El oído tiene maneras de protegerse de los ruidos fuertes. "Por encima de los 75 decibelios se desencadena un acto reflejo: el nervio facial tensa la cadena de huesecillos. Al aumentar la rigidez consiguen que pase menos energía a la cóclea y protege a las células de posibles daños", explica el doctor Cruz.

A veces, este mecanismo no es suficiente para paliar las agresiones a las que sometemos nuestros oídos hoy en día. "Por encima de los 80 decibelios un ruido puede producir daños. En las discotecas el volumen no baja de los 110 decibelios", explica este experto.
Si no dejamos pasar un tiempo para que las células se recuperen de la agresión y volvemos a exponerlas a un ruido demasiado intenso, pueden llegar a morir y de esta manera perdemos audición de manera definitiva.

Un trastorno diario

Algunas veces los zumbidos y pitidos no desaparecen. Se los denomina como tinnitus o acúfenos. Algunos son muy molestos y se convierten en un auténtico trastorno para la vida diaria.
Muchos pacientes no duermen bien, escuchan peor los otros sonidos y pierden la paciencia. La única solución por el momento es acostumbrarse a su presencia o encubrirlos con otros sonidos más armoniosos.
Algunos consejos para cuidar el oído y evitar perder audición antes de lo que corresponde por edad son no permanecer mucho tiempo en un ambiente ruidoso y cuando se escucha música con los auriculares hacerlo a un volumen adecuado. "Que se pueda escuchar una conversación mientras se escucha la música", es el nivel que propone el doctor Cruz.

Tomado de  rtve